Aún te quedará
mi huella.
Hoy mi mano
extendida, ya no aprieta tu mano,
hay soledad en
mis noches, tristezas en el día
porque pesa en
mi alma todo este amor humano,
que destruye a
su paso toda mi anatomía.
Arraigado en el
amor, mis raíces yo tengo,
que me hieren el
pecho, hundiéndose en la tierra
no hay luz en el
camino, por donde voy y vengo
y sé que, a los
dos, la noche sin amor nos aterra.
No quemes mi
retrato, mírame solo y calla,
en el espacio
alegre de tus dulces pensamientos
que, aunque no
quieras por mí, una galaxia estalla,
y acá lejos
sobre mí se diluvian los fragmentos.
Y querrás
recomponer nuestros besos uno a uno,
y que yo explore
otra vez, cada palmo de tu estrella,
porque el amor
que te di, no te lo dará ninguno,
y los besos de
otras bocas, nunca borraran mi huella.
Jesús Quintana
Aguilarte.
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