domingo, 31 de diciembre de 2017

Entre sombras y polvo.


Entre sombras y polvo.


Queda entre sombras y polvo toda mi vida,
en cada ángulo perdido, en cada esquina
hoy soy tierra de nadie, un templo en ruinas
quiero que el sol en mi vida otra vez resida.

Soy un fantasma gris, cansado de esperarte,
que rescata sus versos en ventanas y balcones
fui una parte de ti, y tu aún de mi eres parte,
si el mar se aleja de la orilla tendrá sus razones.

Yo aún persigo los recuerdos evasivos,
que llegan a mi mente de tiempos no lejanos
por eso me aferro a ti para mantenerlos vivos
suplicando que recibas mi corazón de mis manos.

Entre sombras y polvo yace mi pluma dormida,
espero en algún momento oír sonar tu campana
y que mi alma silenciada recobre al fin la vida
y pueda al abrir los ojos contemplarte en la mañana.


Jesús Quintana Aguilarte.





Entre lámparas y sueños.


Entre lámparas y sueños.

Reclamaré tu amor en silencio y a la espera,
porque al saber de ti hoy me cantan los rosales,
ya se acaba el invierno y llegará la primavera,
y aún hay residuos de escarcha en los cristales.

Ven acércate a mi triunfante, orgullosa, aguerrida,
deposita en mi pecho tus besos y tu amor vibrante,
no dejes que termine la fragilidad de este instante
que quizás sea el último pulso que me quede de vida.

Tengo mucho miedo a perderte o compartirte,
O que, al hacer el amor, halle huellas en tu piel,
yo te suplico que en tu vida sea tu único corcel,
y con paciencia infinita modelarte y esculpirte.

Por eso en las noches, vestido de cantos y poemas,
construyo cada nota y cada verso que te reclama
y llegas hasta mi ataviada de luz y de llamas
y esa noche me alumbras y también me quemas.

Y luego amor, demuéstrame todo tu entusiasmo,
libera esta dulce unión de tácticas y frenos,
quiébrense nuestros labios en relámpagos y truenos
hasta culminar la sima en el fuego del orgasmo.


Jesús Quintana Aguilarte.


Entre boleros y guitarras.


Entre boleros y guitarras.

Tal vez no vuelva a sentir
el rocío en su cara
y nunca más vuelva a soñar
con boleros y guitarras.

Tal vez el tiempo arrancó
de la niña enamorada
la inocencia y la ilusión
los boleros y guitarras.

¡Oh boleros mal cantados
guitarras desafinadas!
¿por qué intentáis reavivar
una llama ya apagada?

No hay que amar si no se quiere
ni besar si no se ama
ni cantar boleros tristes
si la voz no llega al alma.

Jesús Quintana

El impacto de tu Silencio.


El impacto de tu silencio.


Me robaste la mente al pronunciar tu nombre,
me salpican tus dedos y quedo humedecido
no hay propiedad mayor, la de sentirse hombre,
que reclamar la fuerza de todos mis sentidos.

Baja del último aliento cuajado por tu tacto,
se apropia de mí, de mi piel y de mi alma,
y descarga sobre mí su más mortal impacto
con cuya posesión toda mi atención reclama.

Quiero verte, entre parpadeos un instante,
como un relámpago en la noche, y luego,
que vuelva la oscuridad desconcertante
porque si tú no estás, me quedo ciego.

Sin el mar, sin playas, sin colores, sin ti,
el mundo es un vaivén de ruidos, solo un juego,
si no te hubiera visto, te juro no sabría,
como es la luz y el esplendor del día.

Sólo amo las palabras cuando tú me las dices;
pienso que tú las amas cuando las digo yo.
las demás están huecas, no son sino barnices,
corteza de la fruta que nunca maduró.

Las mías y las tuyas tienen la contextura
del fruto sazonado que se puede morder;
se derraman sus jugos por cada rasgadura
como vacía el hombre su savia en la mujer.

Vestido me he quedado de cantos y poemas,
y cada nota mi amor, cada verso te reclama,
ataviada estas de luz y de fulgurantes llamas
de noche tu me alumbras, de día tu me quemas.

Jesús Quintana Aguilarte.





El barco de la Amistad.



El barco de la amistad.


Yo quisiera una amistad con amplitud de mares, 
y sólido cimiento que no se estremeciera; 
pero la vida es corta, y entre tantos azares 
la esperanza sucumbe y los sentimientos van fuera.

Por eso el verso es la esperanza mi hermano,
y en el camino del poeta el porvenir sucede
que ambos marchamos unidos de la mano
y si un verso se adelanta, el otro retrocede.

La poesía es lealtad, no tiene contradicciones,
es un compendio de ideales y de materialismo
de tristes desengaños y alegres ilusiones
de un amor absorbente y de múltiples pasiones, 
un mundo en desacuerdo total consigo mismo.

No necesito en mi barco esta singladura 
ni brújula ni estrella ni odio que me guíe, 
sólo una cierta dosis de amor y de locura 
que me haga zozobrar o en tu boca me extravíe. 


Jesús Quintana Aguilarte.
 

  

viernes, 22 de diciembre de 2017

Con mi pensamiento en ti.


Con mi pensamiento en ti.

Han sido tus poesías lo único que he amado,
y a veces me pregunto si tiene algún sentido
despertar de mañana a tus recuerdos atado
rememorar nuestros versos, y recordar lo vivido.

¿Promesa? Si nunca me he marchado de tu lado,
eres mi divinidad, la única entre las mujeres,
y yo siempre en mis poemas te veo tal como eres
tú has sido mi verdad y mi único pecado.

Pues claro que hemos tenido inolvidables momentos,
resucitamos los versos de nuestro lado creativo
hemos cruzado abrazados el enorme firmamento
sin que nos obligue nunca una causa, o un motivo.

La esperanza es la verdad que sostiene nuestras vidas,
se encuentra aquí en nosotros, nada de cruzar el mar,
son tu alma y la mía por siempre entretejidas
entre música y poesías y nuestros besos al amar.

Te tomaré de la mano, ya no estarás solitaria,
nunca sentirás frio, te mantendré entre mis brazos,
fuera de ti, hasta las rosas se volverán secundarias,
sombras en parte y a veces solo unos fogonazos.

Jesús Quintana Aguilarte.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Testigos/De cuerpo presente. Dueto de Marta Britos y Jesús Quintana Por la Navidad.



Testigos

Apenas encendida la estrella navideña,
el firmamento entero suspiró de gloria.
Es que tanto cielo se cubrió de historia,
por inmenso amor de cuna tan pequeña...!
Sonrióse bello Ángel mirando las montañas,
llevando entre sus alas las más bellas hazañas.


Cubrióse aquel amor en tanta paz y estío,
lejanas ansiedades de celestial pureza...
el día se hizo noche, la noche despereza,
el cántico y arrullo, desterrando el frío...
De salmos fue la luna que entregaba,
su copa nocturnal a quien llegaba...


Tú y yo en silencio, insomnes entre sueños,
de manos enlazadas y ese mirar desnudo,
ofreciendo a la par, dulce, cálido saludo,
caemos de rodillas entre lágrimas sin dueños...
Pues solo es de Dios el cántaro sagrado,
con aguas cristalinas de un cielo ya rasgado...


Muy juntos, bendecidos, al pie de aquel retablo,
Dios se acerca al hombre en su figura humana,
Cantamos al amor por toda voz que clama,
testigos de la noche que supo del milagro...
En lluvia desbocada estrellas se han posado,
bañando en santidad, de Dios, lo más amado.


María Marta Britos


De cuerpo presente.

Vuelvo a disfrutar la estrella iluminada,
que un tiempo atrás alegraría al mundo,
y la seguimos hasta un albergue en lo profundo
del más callado amor, un cuento de hadas,
su nacimiento ha transformado el universo
y con su humildad y paz ya soy un converso.

Y allí nació el amor lejos de un Rey impío,
y la luz de la estrella desterró la tristeza
nuestros cantos fueron fuerza contra el frío
fuera el odio, la envidia, la muerte y la pobreza
y el corazón del hombre humilde se entregaba
mostrándole respeto al niño que llegaba.

Y fuimos dos testigos del amor que nos hechiza,
como también la Estrella y la Luna que enamora
racimos de esperanzas y la verdad que electriza
dos seres que el amor comenzó como una aurora,
yo estoy prendido a ti bordeando tu bella cintura,
en esta noche de amor real tan tierna y tan oscura.

Sobre el altar de su sacrificio nuestro amor extiendo,
Dios vino a nosotros para darnos su amor sagrado
y extendiendo nuestros brazos a él nos encomiendo
y a quien por amor, paz, incienso y oro ha denegado,
el tiempo que hemos perdido en templos extraños,
solo su gloria reconforta nuestro amor de tantos años.

Jesús Quintana Aguilarte.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Estar contigo/ Sería un sueño estar contigo. Dueto de Marta Britos y Jesús Quintana.



Estar contigo

Alzas de pronto tu mano protectora,
sacando un pequeño zarcillo de mi pelo.
mirándome de pronto en aquella hora,
como soy en realidad, como te quiero.


Así te gozas sonriéndole a la brisa,
esa que atraviesa todo continente,
dueño sereno de la luz, portal, cornisa,
eterno vendaval desde el amor viviente.


Estás entre mis muros que otrora han caído,
simulando acaso la soledad postrera.
No ves que por tu amor, lejanos, detenidos,
esfuman la tristeza en claridad certera?


Elévate entre sueños y sueña todos ellos,
en infinita lluvia de claras cercanías,
atesorando tiempos tan claros y tan bellos,
que eleven en su tiempo las almas y sus rías.


Así, tan suavemente, tu mano se ha posado
tan mágica y casual entre mi propia vida,
así, tan ciertamente tus labios han sellado,
la sombra de los míos en claridad sentida...


María Marta Britos


Sería un sueño estar contigo.

Ese pequeño zarcillo es causa de mis desvelos,
me provoca loco antojo de quitarlo con mi boca
y utilizando mis manos acariciarte los cabellos
dando riendas sueltas a las ganas que en mi provocas.

Sí, sueño con ser el dueño de la luz de tu cornisa,
y como un vendaval buscarte en el continente
para llevarte mil rosas y perfumando la brisa
darle celos en el mundo a todos los seres vivientes.

No sé porque tus muros los está empujando el viento
a los que con valor siempre les he plantado cara
ves que por nuestro amor siguen firmes los cimientos
y la luz que hay en tus ojos por el cielo se dispara.

Nos elevaremos juntos, sin secretos, ya eres mía,
lo que siempre tu has sabido sin que yo te lo dijera
el ritmo de tu corazón, las palabras, las poesías,
tus ojos, tu dulce sonrisa y el calor de tus caderas.

Tengo las manos prestas de caricias y en temblores,
no tan mágica y casual, más bien llenas de impaciencia,
son dos labios que han sellado el amor dando clamores,
acunados y abrazados en ráfagas de mutua complacencia.

Jesús Quintana Aguilarte.

martes, 5 de diciembre de 2017

Cuando me abrazas.



Cuando me abrazas.


Claro que me doy cuenta, siento el alivio,
que me libera el alma,
y eso solo sin verte, escuchando tus palabras.

Ese hola, que me cala hasta los huesos,
amoroso y lleno de alegre sabiduría
como bálsamo calentándome el pecho
como no darse cuenta, si estoy despierto.

Me doy cuenta que sin ti, vuelo vacio,
pues las letras y alas que compartimos
nos sosiega, nos alienta, nos da calma,
me doy cuenta de que tenemos unidas las almas.

Sí, te veo más clara en la distancia bella amiga,
y no importa ni el cansancio ni la fatiga.

Navegaré en la luz hasta tu puerto,
sobre las olas del mar y el viento que arrulla,
bajo los dedos múltiples del tiempo.

Factores atmosféricos, un mar desierto,
que tronarán, apagarán o aúllan
más yo te abrazaré con mi aliento.


Jesús Quintana Aguilarte



Al soldado desconocido.


Al soldado desconocido.

No importa si me cubre una bandera,
oh si es justa la razón porque me inmolo
solo sé que no es justo que yo muera
en tierras de nadie, abandonado y solo.

La guerra es una artimaña del reparto,
de los que se invitaron solos a la fiesta
los que no sacrifican nada en esas gestas
ni saben lo que sufren las madres en el parto.

Después si tú regresas te llenan de honores,
te colman el pecho de medallas y estrellas
pero ellos no han vivido, ni vivirán los horrores,
de ver a los héroes que murieron sin ellas.

Hoy tengo la tristeza de inspirarme en esta imagen,
puedes pensar que es un regreso triunfante,
quizás sea la derrota, y ellos quedaron al margen,
pero puedo asegurarte, no es un momento importante.

Por eso odio la guerra, me inspira más la alegría,
crear un poema hermoso, quizás una bella prosa,
decirle a Silvio mi hermano, claro que me gustaría,
y a las damas que me lean muchas palabras hermosas.


Jesús Quintana Aguilarte.






viernes, 1 de diciembre de 2017

En tan corta edad lo que has sufrido.



En tan corta edad lo que has sufrido.


Han arrastrado tus sueños y tus esperanzas
en busca del amor para seguir sus huellas,
y solo hallaron tus ojos una clara desconfianza
bajo un cielo repleto de rosas y de estrellas.

Llora tu alma por un amor que en lejanía,
ven vacías por igual tu mirada y tus manos;
sólo el oír tus pasos y tu llanto tan cercanos
recrudece en mi toda esta triste melancolía.

Me tendiste la mano tierna y por igual muda...
¡Qué alma más noble, tan delicada y generosa!
que al no tener yo para darte una fragante rosa
te dí solo mi sonrisa en pago por tu ayuda.

Y me mantengo alejado de tu tierno abrazo
no por falta de fe, de amor ni de deseo;
tan sólo porque dentro de tus ojos veo
el miedo de provocar en mi un rechazo.

Cuanto has llegado a ver, cuanto has sufrido;
en tan corta edad y tanto camino recorrido.

 Jesús Quintana Aguilarte.