A mis amigos los que han sido,
cumbres, cerros, helados inviernos
soportes y abrigos de mis malos tiempos
palomas fugaces que en su tierno vuelo
le han dado a mi alma cobijo de cielo.
Me dirijo a ustedes porque cuando los leo,
me torno sensible y fuerte como el viento
con sus letras y nombres a fuego tatuados
pájaros de alturas, gritos de torrentes,
testigos de este abrazo, tierno y enamorado.
A ti caballero amable de dulces palabras,
que subes la cuesta en tu cálido Enero
para depositar con mucho amor y respeto,
flores en los brazos de una bella mensajera
que buscando estrellas, escribe con esmero.
Yo solo soy testigo, que leyendo aprendo,
de ese brillo cegador y la crudeza del invierno,
un aprendiz que espera el abrazo enamorado
con el pecho abierto y flores en el costado.
A ustedes mis queridos poetas y amigos,
les comparto aquí, un corazón feliz y renovado.
Jesús Quintana Aguilarte.
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