Regreso
triunfante.
Yo
regreso a tus tierras, ciudad de mis conquistas,
y te
encuentro amargada y triste, muralla de olvido,
tal vez
por ser débil y con exceso de optimismo
el rastro
de mis letras y mi canto tú has perdido.
Solo con
la ausencia se deja el campo abierto
a multitud
de gentes siguiendo tu destino
por eso
quien duerme es como si estuviera muerto
y al
despertar se ve olvidado de vuelta en el camino.
Me
robaste la mente al pronunciar mi nombre,
yo fui tu
posesión, la que tu orgullo proclama,
pero
debes recordar que para poseer a un hombre
hay que
arrancarle la piel con tu piel en la cama.
Me llamas
con el estruendo de tu arrebatado abrazo,
y el
estremecimiento de locos placeres prohibidos
me estas
llamando a golpes de puño y de mazo
y con tus
labios de rosa acariciándome el oído.
Por eso
estas vencida y sobre tu cuerpo llevas
a golpe
de besos y caricias marcadas mis iniciales
eres tan
mía que sabes que no habrá otras nuevas
por mucho
que hagan la guerra y lo intenten mis rivales.
Jesús
Quintana Aguilarte.
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